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Writer's pictureJennifer Molina

Domingo de la 27ª semana del Tiempo Ordinario


En el Evangelio de este Domingo nos concentraremos en dos puntos: el matrimonio y el ser como niños.



Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre... (San Marcos 10, 2-16)




Nunca es demasiado temprano para enseñar a los niños sobre el matrimonio.

Claro que no se puede ahondar mucho hasta que tengan cierta madurez. Sólo los bombardeamos de preguntas como ¿Qué es el matrimonio?,  De si alguna vez han participado en alguna boda, etc. Claro que comprendieron rápidamente porque no hace mucho estuvieron en la boda de la tía Mari, y fueron los niños que acompañaron a la novia. Se acordaron de lo especial que fue todo, que ambos se prometieron ante el altar de Dios que serían el uno para el otro para toda la vida. A su vez que el que era el novio vino a ser también parte de la familia y que ahora lo llamarían tío. 




Aprovechamos para desempolvar el álbum de nuestra propia boda. Les contamos que también nosotros pasamos por esa bendición especial del Sacramento para empezar nuestra familia. Les encantó y hasta hacían burlas del rostro raro que ponía papá (nunca le gusto ser objeto de fotos, aunque le gusta realizar las fotos a otros).








Pudimos compartir, en lo que se puede, en que consiste el matrimonio. La unión de un papá y una mamá para siempre. Que esa unión no debería romperse por nada.



Más que una catequesis para los niños es una auto-catequesis. Nos toca directamente a nosotros como padres el pensar en esa grandeza que Dios nos ha confiado, al llamarnos a esta vocación.





El segundo punto se relaciona a la escena en que Jesús le dice a los discípulos que dejen que los niños se acerquen a Él y el que tenemos que hacernos como ellos para poder entrar en el reino de los cielos.

De suma importancia el trabajar en este hacerse tan simple como un niño. La mirada de una voluntad inocente, sin maldad, sin complejos ni humos; sencillos y transparentes. Un trabajo de toda una vida para aquellos que nos decimos cristianos.


Como padres debemos, precisamente, no ser tampoco obstáculos que alejen a nuestros niños de Jesús. Por eso la importancia de la transmisión de la fe a través de la catequesis, sobre todo del ejemplo.


Una pequeña actividad.


Jesus y los Niños


Materiales:

  • Estampa de Jesús

  • Foto de niños (nosotros usamos niños de una revista)

  • Cinta

  • Venda

Proceso

  • Poner la estampa de Jesús en la pared con cinta.

  • Pegar cinta o adhesivo detrás de cada foto de los niños para que se pueda pegar en la pared.

  • Poner venda en los ojos de los participantes y darle las vueltas necesarias.

  • Tienen que pegar la foto de los niños lo más cerca posible a Jesús.







El objetivo del juego es sencillo dejar que los niños vayan a Jesus.

(A este punto ya debieron haber adivinado la coincidencia con otro juego común de niños. Digamos que hicimos una versión más cristiana de ello hehehe)


Propósito para esta semana:

Llevar a los niños a visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento..


Bendiciones para vuestras familias y hasta la próxima semana.


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